Los pulgones son pequeños insectos que succionan la savia de la planta y que poseen una gran capacidad reproductora. Por ello, muchas especies de pulgones son algunas de las plagas más
destructivas en horticultura, agricultura, silvicultura y en espacios verdes y jardines.
Daños
Dependiendo de la especie, los pulgones pueden causar diferentes daños en los cultivos:
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Extraen nutrientes de la planta lo que reduce el crecimiento de la misma causando la
deformación de las hojas o incluso su marchitamiento.
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El exceso de azúcar que absorben es secretado en forma de melaza, haciendo las hojas y
los frutos pegajosos. La negrilla que crece sobre la melaza secretada ensuciará así la planta. La fotosíntesis puede verse afectada. Las plantas y los frutos sucios y pegajosos no son
comercializables.
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Pueden transmitir sustancias tóxicas a la planta a través de su saliva causando la
deformación de la zona apical de las plantas infectadas
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Pueden transmitir virus como el virus del mosaico del pepino (CMV).
Descripción y ciclo de vida
Durante el verano y la primavera una población de pulgones se compone de hembras vivíparas y su reproducción es exclusivamente asexual. Esto significa que la descendencia es un clon de su
madre y nacen en vez de eclosionar de huevos. El desarrollo de nuevas crías comienza justo después de que nazca el pulgón. Una hembra de pulgón puede producir hasta 100 descendientes.
Como consecuencia de sus características reproductivas, una población de pulgón puede crecer muy rápido alcanzando densidades de población alarmantes.
Especies
Las especies más comunes de pulgones son:
Aphis gossypii (pulgón del algodón), Myzus persicae (pulgón verde del melocotonero), Myzus nicotianae (pulgón del tabaco), Macrosiphum euphorbiae
(pulgón de la patata), Aulacorthum solani (pulgón de la digital)